La caída de los salarios y el ajuste en las jubilaciones amenazan la recuperación económica

Ingresos de trabajadores y pasivos corren detrás de la inflación desde 2018. El consumo representa 70% del Producto Bruto Interno.

Al calor de la inflación y de decisiones de política económica del Gobierno de Alberto Fernández, los salarios de los trabajadores y las jubilaciones y pensiones siguen cayendo en términos reales y la situación es tan compleja que resulta casi imposible que pueda revertirse en lo que resta de 2021, lo que limita el rebote económico.

Si bien Argentina registrará este año un alza de entre el 5% y el 7% en su Producto Interno Bruto (PIB), hay una discusión respecto de cuánto será crecimiento real y cuánto un mero rebote estadístico tras el descalabro histórico de 2020.

El año pasado los salarios subieron 29,7% contra una inflación de 36,1%. Fue el quinto año consecutivo de caída real del salario. Y este año está muy cerca de convertirse en el sexto. Desde 2010 hasta mayo de 2021, los salarios cayeron en el 65% del tiempo transcurrido.

Similar es lo que está ocurriendo con el sector pasivo. En 2020, la jubilación mínima fue la que más subió en términos nominales (35,3%), perdiendo 0,6% contra la inflación. Y el haber máximo escaló sólo 24,3%, por lo que se ubicó 11,8% por detrás de los precios.

Un estudio de la consultora Econométrica con datos actualizados hasta mayo indica mientras la inflación anotó un alza del 48,8% hasta ese mes en el último año, las jubilaciones subieron apenas 29,4%. Un ajuste real y fuerte sobre el sector pasivo.

Así continúa el derrotero registrado en los años en los que gobernó el expresidente Mauricio Macri, cuando las jubilaciones anotaron un descenso del 20% en su poder de compra. Sólo en 2017 habían estado 3,7 puntos por encima de la inflación.

Esta situación de pérdida constante de poder de compra pone en jaque la recuperación económica, dado que el consumo representa el 70% del PIB argentino. Esto, no obstante, se ve compensado muy parcialmente por la inyección de fondos que hace el Gobierno vía ayuda social a los sectores más carenciados y, en paralelo, en Economía les prenden velas a las exportaciones.

Entre la tarjeta Alimentar, el REPRO, las ampliaciones del programa Progresar y la Asignación Universal por Hijo además del Potenciar Trabajo, el Estado nacional inyectará este año unos 480 mil millones de pesos por encima de lo que estaba previsto. Y lo financiará con deuda y emisión monetaria.

Según el Instituto de Trabajo y Economía (ITE) de la Fundación Germán Abdala, lo que se está observando es que la crisis del Covid-19 empeoró la distribución funcional del ingreso en detrimento de la remuneración del trabajo asalariado y, por ende, afectó el consumo.

Es que, desde principios de año, el consumo se estancó e inclusive tuvo una caída en marzo, pero la actividad no se desplomó por un incremento del excedente bruto de explotación que se está trasladando a inversiones en pos de una recuperación real esperada para 2022.

“Dado que la evolución de la inflación en los primeros meses de 2021 ha estado por encima de lo previsto, la posibilidad de que el salario real crezca quedará supeditada a las cláusulas de revisión incluidas en las paritarias para el último trimestre”, dijo el ITE en su informe de junio.


Un escenario súper frágil

El estimador de actividad económica del Indec señaló que en el primer trimestre del 2021 la recuperación de la economía se estancó. A marzo 2021 (último disponible) se observó un nivel de actividad similar al de marzo del 2019. Esto sugiere que la economía ya está en un nivel pre-pandemia.

El Instituto para el Desarrollo Social Argentino (IDESA) señaló, sin embargo, que el nivel de empleo asalariado registrado en empresas privadas en marzo 2021 fue de 5,9 millones de trabajadores, cuando en marzo 2019 era de 6,2 millones. Hubo una recuperación en la producción con reducción en el empleo formal.

Muchos factores pueden explicar este fenómeno: los cambios en la manera de trabajar y la aceleración del uso de la tecnología, por ejemplo. También incide que se apela a más contratados con el monotributo (hay 80 mil más que en 2019). Pero otro indicio relevante, sobre el que todavía no se cuenta con información oficial, es la cantidad de empresas empleadoras privadas formales.

Sin embargo, datos que produce el Ministerio de Trabajo permiten trazar un panorama, dijo IDESA. Según esta fuente se observa que en la crisis de 1998 – 2002, la economía se contrajo 18% y se destruyeron 50 mil empresas, o sea, 2.777 empresas por cada punto que cayó el PIB. En la crisis de 2017 – 2019, la economía se contrajo 4,6% y se destruyeron 28 mil empresas, es decir, se 6 mil empresas por cada punto que cayó el PIB. En 2020, el PIB cayó 9,9% y se destruyeron 22.860 empresas, unas 2.309 por cada punto. Esto sugiere, dijo IDESA, que en la actual crisis provocada por la pandemia de Covid-19, se estarían destruyendo el doble de empresas.

Aunque a marcha más lenta, la destrucción de empresas continuó en el arranque de este año. Hasta marzo había 519.879 compañías empleadoras, unas 1.493 menos que en el cierre de 2020. Y esta crisis también se visibiliza en la inscripción al Repro II, correspondiente al pago de los salarios de mayo, que fue récord: se anotaron 55.608 empresas, con una nómina salarial que alcanza a 1.132.101 de trabajadores.


El contexto político

En medio de lo que ya es el virtual arranque de la campaña electoral, el Gobierno necesita enviar señales con algún tipo de esperanza. El jefe de Gabinete, Santiago Cafiero, planteó ayer que el compromiso oficial es que la Argentina vuelva a crecer, para lo que se “requiere una recuperación real de los salarios”. “La decisión del presidente es que ese crecimiento redunde en una recuperación real de los salarios para que le ganen a la inflación”, dijo Cafiero. También asumió que el inicio del año fue “con mucha inflación”, pero se expresó confiado ya que, dijo, “se empezó a desacelerar”, aunque no aún de la manera que esperan.

Al menos por ahora, hay unidad discursiva en este frente con la CGT. Para Héctor Daer, secretario general de la central obrera, “la expectativa es que este año los salarios le ganen a la inflación”, por lo que la revisión de las paritarias será obligatoria para ese objetivo. Para el sindicalista, “desgraciadamente hay sectores que generaron aumentos impresionantes” de precios, lo que terminó licuando las paritarias acordadas en el primer semestre con ajustes del 30% al 36%. Ahora, el número supera el 45%.

La noticia proviene de Los Andes

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